Me gustaría gritar tu nombre, hablar de tus apellidos y susurrar lo que te haría si te tuviera. Esas acciones se imposibilitan con el miedo que tengo a sufrir una decepción de esas que tardo en olvidar. El olvido esa cualidad tan buena de la que, se supone, estamos dotados y que a veces por mucho que queramos no existe o no se presenta. El sentimiento impide siempre al olvido cumplir su función pero eso esta siempre dentro de la condición humana.
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