domingo, 11 de mayo de 2014

Regreso al Futuro

Catorce años han pasado ya desde que empezamos el nuevo milenio, y la cosa se ha estancado en un estado de maravillosa miseria y morbosa no felicidad.

El año que viene regresará Marty McFly buscando a su hijo y lo que encontrará le dejará sobrecogido. Pues no hay coches voladores, zapatillas que se abrochan solas o capullos sin personalidad y ropa hortera. Bueno si. Eso último si lo tenemos, y a montones. Como también poseemos una crisis económica a la que, tristemente, nos hemos acostumbrado y con ella una juventud que sufre buscando su lugar y reviviendo aquel mensaje Punk que profesaban los Sex Pistols en el tocadiscos de mi abuelo. There is no future.

Leo en la prensa para añadir más desgracias a mi pobre y descarriada vida que los bosquimanos desaparecen. Una tribu noble que lleva aquí más que nadie y que nunca se ha metido con nadie. Me han caído guay. Hijos de puta. Seguramente algunos de mis actos contribuyan a su extinción, como mi absoluta indiferencia, pero es que hay cosas más preocupantes como que Cañete o Valenciano lleguen al parlamento. Pues ese clima de insurrección que teme Aznar se iría a tomar por culo.

Al final reventaré de tanto pensar como solía decirme mi abuela, pues la dictadura a ella no le dejaba mucho margen pero, coño, les iba bien a ella y a los suyos. Con Franco se moría mejor.

Estando en la inopia, de manera permanente, todo oleria a hermosas flores silvestres. No tendría más que preocuparme en poner tres tonterias en tuiter sobre mi maravillosa felicidad con, o sin mi novio, y lo mucho que me llena comprar cosas o irme a la playa a lucir palmito.

¿Para qué digo todo esto? ¿Para alentar a las masas a salir a la calle y luchar por sus derechos? ¿Por la también defensa de los derechos de los bosquimanos? ¿Por advertir del mundo en el que vivimos? Pues si, un poco de todo. Digamos que queremos todo eso e igual nos conceden una pequeña parte.

Alguno leerá esto y pensará en cerrarme la boca, bueno más bien cortarme los dedos, pues me he dado cuenta de que vivimos en un país de censores. Eso está mal, eso no deberías decirlo, eso sobraba y eso mejor te lo callas. Estancados, ya te lo he dicho. En la dictadura también había censores, pero claro los tiempos han cambiado y la modernidad nos ha cegado.

Besos, y abrazos.