Una hostia, dos hostias. La vida.
Un escalón, otro escalón. Tu casa.
Mírame otra vez. Así, con esa sonrisa. Y dime qué podemos hacer.
No hay nada que cure mejor la misoginia que unos cubatas. De repente todas son guapas.
Y listas, y adorables, y simpáticas. Hasta que de repente... Todas putas.
Una barra, dos barras, tres barras... Mis colegas y yo de parranda.
Ginebra, limón, una. Escríbeme otra sonrisa con el corazón.
Whisky, cola, tres. No creo que estés loca, creo que estás rota.
Agua, hielo, estoy bien. Creí verte, creí tenerte.