lunes, 27 de enero de 2014

La pobreza de mis construcciones sintácticas



Me parece aburrido el mundo ahora que lo único que me preocupa es sacar un par de asignaturas.

Me parece maravillosa la canción No.1 Party Athem de Arctic Monkeys.

Me parece muy vulgar vender un cuerpo en Instagram.

Me parecen banales nuestras conversaciones, cuando yo lo que quiero hacer de verdad es besarte. Deja de hablar.

Me parece gratificante dirigir e interpretar una escena que ha salido de mi cabeza.

Me parece estúpida esta entrada.

Me parecen amenas nuestras charlas a medianoche, siempre en nuestro parque. Con nuestro futuro incierto y pasado perfecto.

Me parece desagradable el consuelo que te profesas cada mañana al salir de la cama.

Me parecen faltos de sentido tus pensamientos, así como tus motivaciones, tus devociones y tus razones. No me toques hoy los cojones. 

Me parece horrible la forma en la que me miras, como si fuera alguien que no conoces, alguien que no muestra frente a ti sus emociones. Creía que esto avanzaba. De verdad, lo pensaba.

Me parece inoportuna tu menstruación.

Me parece necesaria la masturbación.

Me parece bueno el pensamiento de cambiar de ruta a mitad del trayecto, lo tengo cada vez que me vibra el culo en ese asiento.

Me parece tan lejana tu casa que dejé de tenerte entre mis aspiraciones.

Me parece todo tan vacío como esta frase.

Me parece casi todo tan feo como la última vez que me arrastré para tenerte.

Me parece mal que ya no me hables. Perderás esta batalla contra el frío mientras me mantengo caliente en otros portales.

Me parece cobarde no intentarlo.

Me parece doloroso tenerte aún entre mis recuerdos.

Me parece genial morir habiendo matado.

Me parece censurable hablar, sin pensar, siendo escuchado.

Me parece oxidado mi vocabulario.

Me parece cada vez más desgastado el brillo de mis ojos cuando alzo la vista buscándome en el espejo.

Me parece todo tan mal realizado como esta entrada, esta vida, y esta despedida.