viernes, 14 de junio de 2013

¿La bolsa o la vida?


El sol entra por la ventana, fuerte. Estoy acostado en mi cama con el libro de Jota, el rockero de mi tierra. La brisa no me alivia porque mi espalda sigue sudando. La tarde será larga y quizás la noche también. Sueño con un cadillac rosa esperando bajo mi puerta, subir e ir a buscarte guapa. Rondas por mi barrio y ya es hora de que me conozcas ¿no te parece? Pero claro hoy optan por otra opción, como siempre, no por la que a mi me gusta.

Recuerdo. Unos días antes caminaba por aquella calle peatonal con el sol ya escondido cuando el destino me sorprendió. El tipo se acercó a mi, me miro y sacó la navaja.  Mi corazón se detuvo, las piernas me temblaban, no volvería a verte nunca más y entonces ese hijo de puta empezó a hablar. Dijo algo parecido a "¿La bolsa o la vida?" y no pude decir nada, lo repitió añadiendo un par de insultos. No sabía que decir y el cobarde salió. Porque sí, según dicen el que no busca pelea es un cobarde. "No llevo nada en la mochila tío", dije y usé la mentira para salvarme. Los nervios le consumían, necesitaba un chute e incluso yo lo notaba. Sus piernas temblaban más que las mías, sus ojos miraban mi pecho y su mano apretó con fuerza la navaja. Yo solo podía decir adiós a una vida de desastres. Al final se ve que les quiero porque le pido a Dios que no me los arrebate de un pinchazo. Este es el momento, el momento de mi muerte. Y entonces... Una sirena. El tipo sale corriendo a toda hostia, yo me quedo ahí y veo a la "bofia" pasar frente a mí. Quizá la muerte no ha estado tan cerca como parecía pero yo he podido verle la cara. 

Vuelvo a mi cama, sigue el calor. No es la primera vez que he estado a punto de decir adiós, pero eso ya lo sé. Me engaño a mi mismo y voy con otra historia de Jota. Me engaño a mi mismo pensando que me dejarás conocerte o que haré algo más que desearte. Y el engaño es soledad y la soledad se llama como yo. 

Me viene a la cabeza que igual la otra me entiende mal pero hoy no sé qué me pasa que me da igual. Ya me mató en su día y más abajo no creo que se pueda llegar a estar.