Tengo a toda la ciudad en el móvil, a un solo toque, con el único impedimento de la extraña y poco frecuente privacidad.
Animales descarados a la par que superficiales constituyendo la decadencia del pensamiento y el culto exacerbado de la imagen mientras otros grandes creadores o simples cabezas pensantes buscan, pero de otra forma, exhibirse.
Sumido en la tesitura de quedarme o irme de este apartadero de cerdos me encuentro, desde tiempo inmemoriales, como me he visto en otras estancias. Pero no sé lo que me hace continuar y mantenerme aquí, quiero creer que el erotismo y los grandes creadores de imágenes. No a parte iguales.
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