domingo, 15 de junio de 2014

Noche

Llego al bar, llevo dentro una botella y un cigarro de esos que me dan vida. Se mueve el suelo, mis piernas y las paredes. Mierda, ahora todas son guapas. Centrate. Busca la mesa. Ahí están.

Me siento y se levantan para saludarme, pues me levanto de nuevo. Ellos ahora empiezan y yo estoy ya que acabo. Cervezas, mentiras y risas como siempre. Soy un showman y el barman se lleva los quintos, nos vamos.

Salimos a la calle y me quedo solo con ella. Perdona que no te oiga, pero es que me he quedado sordo mirándote a los ojos. Joder. Sin este ciego podría ganarte, pero así de afectado sólo puedo afectarte. Ojos verdes, rayban, una piel blanquisima y un vestidito que deja adivinar su hermosa figura. Imagina.

Vuelven, sobrevivo al primer asalto. Y visitamos los bares más caros con el ambiente más alternativo y pseudointelectual, a mi esta gente no me gusta. Tú si, supongo que ya te has dado cuenta de eso y que en la cartera sólo me queda el DNI. Soy un partidazo.

Sentado en la puerta del bar huyendo del bullicio, te cuento la enésima tontería. Por tu risa me aguanto las ganas de mear el tiempo que haga falta. Cuando hablas me desarmas. No entiendo la mitad, dos jarras más chica. No soy tan elocuente como antes, y tampoco tengo la mejor conversación. Lo sabes.

Esto acaba porque ahora lo que queremos es comida y no bebida. Las parejas ya están hechas. Caminamos y noto el cariño en tus manos o en tus ojos. Todo va bien o eso me repito a mi mismo una otra vez.

En la gasolinera me dices que tienes que irte mientras tu amiga espera desde su puesto, me mira con rabia. No te olvidaré chica, ni esta noche ni mañana. La resaca es más gorda si llegaste solo a la cama.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di lo que quieras